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lunes, 8 de diciembre de 2008

Los transgénicos y el síndrome del complot

Este artículo habría sido imposible sin la ayuda de Carlos Lobato. Gracias. Publicado inicialmente en Ciencia en el XXI, el 15 de abril de 2008.

Al igual que las oleadas de creacionismo y lunaescépticos hay otra plaga que nos acecha incesante, sin descanso: los ecologistas extremistas. Yo soy ecologista convencido, pero dentro de unos límites. Reciclo todo lo que pueda, ahorro agua y electricidad. Promuevo la cultura de la bolsa de tela, etc. Lo que esté dentro de la lógica. Una vez un ecologista se ofendía gravemente porque yo no cortaba los anillitos de plástico de las botellas de refresco: "¡algún pez podría morir asfixiado al ser obstaculizadas sus agallas por el arito!", gritaba desaforado. Y no le quito la razón a aquél pobre diablo, ¿pero qué probabilidad hay de que ocurra eso? Si nos ponemos así, que eliminen los balcones, porque alguna vez se ha caído uno, y podría morir un perrito vagabundo. Que rebajen las aceras, que las ancianas pueden tropezarse, para qué seguir.

Dentro de esta marea de fanáticos enfurecidos, están los que llevan el tema de los productos transgénicos al extremo. Y el problema de base está en no entender qué es un transgénio. Como todo en la vida, hay transgénicos que son magníficos para nosotros y otros que se pueden cargar el medio ambiente en el que se desarrollan. Mi ejemplo de siempre: los cuchillos son una maravilla para cortar chuletas, pero un arma temeraria en manos de Hanibbal Lecter (aunque él con sus dientes se bastaba). En un correo, Carlos Lobato me hacía un comentario (su mente preclara me ha abierto los ojos) que me ha hecho entender dónde está la confusión: se toma peligro por riesgo. Ambos términos no son completamente sinónimos; uno se somete a riesgos diariamente pero no a peligros. Por ejemplo, cuando alguien compra una casa se arriesga a que la compra salga bien, pero si compra una casa en ruinas se somete a un peligro, el peligro de que la casa se caiga. Cruzar un paso a nivel siempre es un riesgo, pero hacerlo cuando el semáforo está en rojo es un peligro.

Volviendo al tema principal, hace unos días me ha llegado uno de esos correos en cadena con un archivo adjunto: Guía de alimentos transgénicos (de Greenpeace, y eso que me gustan muchas de las acciones de estos activistas natos). Lo de siempre: llevan las cosas al límite y recomiendan que no se tome nada transgénico. Qué inocentes, hoy prácticamente todo ha sido modificado de una o de otra manera antes de que existiera el concepto "transgénico".

Con este tipo de actitudes conseguimos que la gente viva en un continuo estado de malestar, los chavales piensan que vivimos en un devenir conspiratorio sin fin, en una eterna persecución. Las personas andan mirando para atrás, a ver qué es lo próximo que nos van a hacer, nos persiguen, si te sientas en un bar procuras poner la espalda contra la pared y pides agua embotellada con el tapón cerrado (y miras si tiene un agujerito pequeño por donde hayan podido inyectar algún arma biológica). Hay ojos y dedos que te apuntan desde cualquier dirección. A esto se le llama "síndrome del complot" y, desde mi punto de vista, lo padecen personas poco analíticas y completamente crédulas respecto a teorías extravagantes. Todo tiene una explicación, cuando algo no se entiende hay que dedicar diez minutos a intentar entender lo que no se comprende, antes de pensar que existe una alianza universal para acabar con nosotros. No somos tan importantes. El que padece síndrome del complot suele llevar asociada otra patología, un "complejo de importancia" desmesurado (esto no sé si existe, me lo he inventado yo).

Nada más leer el archivo que acompañaba al correo (conste que me lo he leído enterito), empiezan los errores e imprecisiones (se nota que a posta para ser lo más mediático posible). En la web podéis encontrar información detallada, aquí analizamos sólo el principio del archivo que también está en dicha web:

FALSO: Un transgénico u Organismo Modificado Genéticamente (OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes.

VERDADERO: Cuando se modifica genéticamente un organismo no se está creando un organismo nuevo. A lo largo de nuestra vida podemos sufrir modificaciones de nuestro código genético de forma espontánea y natural; nuestro ADN está repleto de trocitos que provienen de bacterias que se van incorporando a lo largo de la evolución. ¿Dejarán mis nietos de ser hombres?

FALSO: La diferencia fundamental con las técnicas tradicionales de mejora vegetal es que la manipulación genética permite franquear las barreras entre especies para crear seres vivos que no existían en la naturaleza.

VERDADERO: Un alimento transgénico no procede de un ser vivo que se haya creado en un laboratorio. Se introducen genes en una especie para dotarla de una característica concreta, al igual que se hacen con los tradicionales "injertos". Un tomate con un gen de un pescado que le hace resistir el frío no es una nueva especie llamada "peztomate". Se trata, simplemente, de un tomate que resiste el frío. Así podemos tener arroz con mayor contenido en hierro (una idea excelente para más de medio mundo que basa su dieta en arroz, ¿es malo querer ayudar a la población?). También podríamos obtener patatas que absorban menos grasas al ser fritas, ¿no dicen también que es mala la grasa? Son modificaciones para el bien del hombre. Si tengo una hija, no le diré a los médicos que le pongan el gen de los ojos azules, porque un afectado de síndrome del complot podría asegurar que mi hija no es humana.

FALSO: Además, la manipulación genética está basada en un modelo científico obsoleto y que está en entredicho.

VERDADERO: Cuando se dice una afirmación como la anterior se debe especificar a qué modelo científico se refiere. De verdad, que no sé qué quieren decir con esto. Son las típicas frases que se aprenden los que no tienen ni idea de ciencia y la repiten por ahí en los bares para convencerte de que no compres apio en bote (a mi me sirve porque me dura sin estropearse, y todavía no tengo cáncer de nada que emule su forma). Qué falta de rigor, ¿cómo se puede creer a esta gente con estos comentarios en vez de a la comunidad científica?

FALSO: Tras años de debate público, la mayoría de los ciudadanos españoles, al igual que los del resto de Europa, mantiene una actitud contraria a los transgénicos.

VERDADERO: Se deben acompañar estos documentos con las estadísticas: qué empresa las gestiona, cuál es la población de estudio, cuándo se ha realizado, cuántos años son esos “tras años de debate”, etc. Si la gente mantuviese esta actitud, lo cual dudo, se debería a la manipulación informativa que hay por parte de los detractores desinformados. Éstos con no sé qué intereses (curioso que recomiendan en su archivo a varios hipermercados y marcas…), aprovechan la credulidad de la gente. Carlos Lobato me comentaba, no me lo puedo callar, sobre este asunto si serían “encuestas manipuladas genéticamente”.


Concluyendo, no estoy defendiendo los productos transgénicos, aunque supongo que ya os habréis dado cuenta (sobre todo el que me conozca). Lo que defiendo es la demarcación, el análisis de cada alimento. Muchos de los alimentos transgénicos han sido preparados de una manera determinada para nuestro bienestar, y no podemos renunciar ahora a eso. Yo no puedo ir, por desgracia, todos los días a la frutería. Y demando productos duraderos. Además, si un producto me da un nutriente que necesito, mejor que mejor.
A cambio asumo el riesgo del que hablaba arriba. Es verdad que se pueden dar casos de alergias ante los genes introducidos, para eso están las pruebas (la ciencia trabaja así en algunas ocasiones, por ensayo y error). Se sabe que el hecho de tener cultivos homogéneos (uniformidad genética) acaba con la deriva genética, lo que puede provocar un desastre ante la aparición de una plaga. Pero esto no es nuevo, desde muy antiguo los agricultores seleccionan con sus manos las especies que más les convienen. Y la aplicación a las armas biológicas es otra historia, no es una excusas para acabar con los transgénicos. Porque así acabaríamos con cualquier herramienta cortante, con los coches, aviones… Con casi todo lo que el hombre a creado en su historia. Y volveríamos a las cavernas. Y por mucho que digan los ecologistas enfurecidos, no se estaba mejor dentro de una cueva sin Internet y sin Cazadores de Mitos.

Todo tiene su gusta medida, encontrarla es de sabios. Los límites nos convierten en conspiranoicos y sicóticos sin remedio. Ni antitransgénicos y protransgénicos, esa es la mejor postura.


NOTA: menos mal que Cruzcampo está en la lista verde de Greenpeace.

ACLARACIÓN (para extremistas): apoyo muchas de las campañas de Greenpeace, quiero que se cuide el planeta, quiero que se tenga una mirada crítica sobre cualquier nuevo producto que se comercialice. Lo que critico es la manipulación mediática que se hace basada en conceptos erróneos.

1 comentario:

Carlos Lobato dijo...

Fue un placer colaborar con vuestro profe chicos! Un saludo!